Nacido en 1881 en una familia numerosa, Teilhard de Chardin fue una pieza crucial para la aceptación de la teoría de la evolución por parte de la Iglesia.
Cursó paleontología en la Sobona y su fe le llevó a estudiar teología lo que influyó profundamente en sus futuras teorías. Por ejemplo, en su teoría del “Punto Omega” habla de que la vida, la materia y, especialmente, la consciencia, evolucionan por una fuerza interior, a la que podríamos llamar Dios.
Como antropólogo, descubrió el fósil del hombre de Pekín durante una expedición a China y tuvo una gran influencia sobre la teoría del neodarwinismo. Fue justamente su interpretación sobre esta teoría la que hizo que la iglesia dejase de creer literalmente que venimos de Adán y Eva y aceptase la teoría de la evolución.
Escribió varios libros, muchos relacionados con la filosofía y con el pensamiento religioso. Su obra completa ocupa más de trece volúmenes, entre los que destacamos «La Gran Mónada», «La energía humana» o «»Himno del Universo».