La Ciencia y la Compañía de Jesús

En una de sus múltiples intervenciones como Superior General de la Compañía, el P. Peter Hans Kolvenbach recordaba que san Ignacio de Loyola, en un momento dado de su existencia, descubre no solamente su inclinación a estudiar, sino también los beneficios que esta nueva disposición puede producirle. En efecto, cada vez se va convenciendo más de que adquirir una seria competencia universitaria le va a permitir más adelante servir al prójimo con una eficacia que se distancia con claridad de aquel que, simplemente, pone en ello su buena voluntad.

Así, Ignacio de Loyola se muestra convencido de la importancia del trabajo de la inteligencia, que consiste en realizar plenamente lo que el Creador ha querido para el hombre, dotándole de una inteligencia capaz de conocer lo verdadero y lo falso, el bien y el mal, la tierra y el cielo.

Esta convicción, la fue compartiendo Ignacio con sus primeros compañeros, cristalizando la primera Compañía, a la muerte de Ignacio en 1556, en la fundación de cuarenta instituciones de enseñanza superior, siendo hoy alrededor de doscientas.

Cuando han transcurrido cuatro siglos y medio largos, y somos capaces de echar un vistazo al tiempo pasado, detectamos con una satisfacción, no exenta de sorpresa, que la totalidad de los jesuitas que volcaron sus energías en la ciencia en su más amplio sentido, se describe como un conjunto que rebosa sabiduría, ilusión, trabajo y reconocimiento de la obra bien hecha.

Esto no hubiera sido posible si en el proceso formativo de los jesuitas hubiera faltado alguno de los ingredientes necesarios para lograr un proceso formativo de calidad, muy parecido en sus objetivos al que se pretende hoy en cualquier colegio de la Compañía.

A estas alturas de la vida, y contemplando la ría colegial, continuamos pensando que nuestra misión pasa por seguir la pedagogía básica de Ignacio de Loyola que nos sigue ayudando a ganar las mentes y corazones de los alumnos que nos han sido encomendados. En su proceso formativo, van aprendiendo a discernir el sentido de lo que estudian por medio de la reflexión. Sus educadores, entre otras cosas, son capaces de respetar sus capacidades que se enmarcan en un ambiente colegial de respeto y con- fianza, y donde ellos puedan enfrentarse honradamente al desafío de ser hombres y mujeres con y para los demás, como en tantas ocasiones señaló nuestro Padre Kolvenbach.

Labor de los historiadores de la Compañía es procurar recoger íntegramente la labor de estos jesuitas que nos precedieron, así como la de aquellos que desarrollan sus quehaceres en la Compañía actual.

Que nosotros sepamos, en el Colegio Santa María del Mar no hay historiadores de la Compañía de Jesús, pero sí hay un grupo de alumnas y alumnos de 2º de ESO decididos, trabajadores, inquietos por los avances de la Ciencia y curiosos por lo que tantos jesuitas fueron capaces de aportar al saber técnico y científico de su momento histórico.  Conscientes de ello, nuestros alumnos se han puesto manos a la obra obteniendo como resultado esta florida galería de actividades seriamente trabajadas y disfrutadas. Ahí les quedan, para solaz y disfrute de todo aquel que pretenda conocer algo más sobre los jesuitas.

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